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viernes, 19 de marzo de 2010

SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARIA

Patriarca de la vara florida, padre nutricio del Niño Dios, casto esposo de la Virgen, patrón de la Iglesia universal --así como de los padres de familia--, si hay grados humanamente medibles en la santidad José es el primero de los santos, y su nombre se invoca junto a los de Jesús y María formando lo que se ha llamado la trinidad de este mundo.
Su culto, muy tardío, no se generaliza hasta la Contrarreforma, y en él influyen tres santos muy devotos de san José, Teresa de Jesús, Ignacio de Loyola y Francisco de Sales; en los tiempos modernos ha adquirido una difusión extraordinaria en todo el orbe católico, aunque quizá la . primacía corresponda al Canadá francés, donde en Montreal se dedicó a este santo una grandiosa basílica.
Una paloma, con un dátil en el pico, sobrevolaba un huerto. Dejó caer el dátil. Arraigó en aquella buena tierra, creció y se convirtió en una hermosa palmera. El hortelano no había sembrado la palmera, pero ha crecido en su huerto, y por tanto le pertenece. Cuando crezca la palmera, la admirarán las gentes y bendecirán la buena tierra. Nadie quizá se acordará del hortelano que la cuidó con amor. San Francisco de Sales explica el símil. El hortelano es San José. El huerto es María su esposa. La paloma es el Espíritu Santo. La palmera es Jesús, palmera que pertenece a José, esposo de María y dueño del huerto.
Los Evangelios son muy parcos al hablar de él: era del linaje de David, cuidó de la Sagrada Familia en Belén, Egipto y Nazaret, y debió de morir antes de las bodas de Caná, sin duda asistido por Jesucristo (de ahí que sea también patrón de la buena muerte).
Un momento difícil y clave en la vida de José fue el descubrir la maternidad de María. Son las llamadas dudas de José. Según el P. Pozo y otros autores de prestigio, María habría comunicado a José su nueva situación milagrosa, debida a la acción del Espíritu Santo. Entonces José no duda de María ni de lo que ella le comunica, sino que está perplejo ante el misterio y no sabe qué actitud tomar. Lo mejor sería marcharse en secreto, pues ¿cómo hacerse pasar por padre de un niño venido de Dios?
Entonces interviene el ángel. Le dice que no debe marcharse, le confirma el misterio ya desvelado por María, y le da a conocer su misión con respecto al Mesías. "Le pondrás por nombre Jesús", lo que equivale a decirle que será su padre jurídico, y así Jesús será jurídicamente hijo de David.
La misión de San José al lado de Jesús y María queda expuesta con claridad en el prefacio de la misa: José es «el hombre justo» (Mt. 1, 19), esposo de la Virgen María, «el servidor fiel y prudente», custodio de la Sagrada Familia, que «haciendo las veces de padre, cuidará de Jesús». La colecta resume con hondura el misterio encerrado en sus diversas actividades: «Dios confió los primeros misterios de la salvación de los hombres a la fiel custodia de San José».
Ahora bien, el Señor quiso que San José continuara desempeñando en la Iglesia, que es el cuerpo de Cristo, la misma función que había asumido cuando se «entregó por entero a servir a Jesús». De igual modo que María, Madre de Jesús, es la Madre de la Iglesia, así también José, custodio de Jesús, es el protector de la Iglesia. Por eso pedimos que la Iglesia - cuya misión consiste en hacer que todos los hombres entren en la plenitud del misterio de la Encarnación -, «los conserve fielmente por intercesión de San José».
Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.