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miércoles, 20 de enero de 2010

SAN SEBASTIÁN S. IV



 SAN SEBASTIÁN   S. IV
Desde San Sebastián hasta los santos Nereo y Aquileo, gran cantidad de soldados cristianos fueron entregados a la muerte durante la persecución de Diocleciano. Comenzó ésta con una depuración del ejército (300). Sebastián, milanés de origen, se hallaba en Roma en el momento en que hubo de elegir entre el servicio al emperador o a Cristo. Se puede calibrar la trascendencia de tal opción al ser encasillada dentro de una vida cuyo resorte era la obediencia. Para un soldado, el desobedecer supone siempre un drama. Pero hay ocasiones en las que, según la intrépida aseveración de San Pedro, «hay que obedecer antes a Dios que a los hombres» (Hech 5, 29). Tal fue el caso de Sebastián. La comunidad romana le dio sepultura con honor junto al lugar en que se conserva el recuerdo de los Apóstoles Pedro y Pablo, en la Catacumba de la Vía Apia.
La silueta cristiana de San Sebastián se hará popular, especialmente a través del mundo del arte con sus flechas y torso militar.
Y fue San Ambrosio su gran panegirista: "Aprovechemos el ejemplo del mártir San Sebastián, cuya fiesta celebramos hoy. Era oriundo de Milán y marchó a Roma en tiempo en que la fe sufría allí una terrible persecución. Allí padeció; mejor dicho, allí fue coronado", bajo los emperadores Diocleciano y Maximino Hercúleo.
Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo