San Alejo Falcónieri, una de los siete fundadores de los Servitas, Italia, s. XIII. Nació en Roma hacia el año 350. Hijo de una de las familias más ricas de Roma, su padre era el senador Eufeniano, y su madre la matrona Aglais. Fue obligado a casarse contra su voluntad, por lo que el mismo día de la boda, después de la ceremonia y el banquete, huyó a Edesa, donde vivió mendigando. Las gentes de Edesa le tenían por santo y le socorrían cristianamente. Las privaciones en que vivía deterioraron mucho su aspecto, de manera que estaba irreconocible. Por eso cuando les pidió limosna a unos criados de su padre que andaban buscándole, no le reconocieron. Esto le animó a volver a Roma, a casa de sus padres, a quienes añoraba. En efecto, allí se presentó suplicando: "Tened piedad de este pobre de Jesucristo y permitid que se albergue en un rincón de vuestro palacio". Le fue concedido y como nadie le reconoció, allí vivió olvidado de todos, sufriendo alimentarse de las sobras y de los insultos de los criados. Dormía en el suelo y se dedicaba a la oración. Cuenta la leyenda que estando Eufeniano en la misa que celebraba el papa Inocencio I, oyó una voz que le decía: "Acaba de expirar el siervo de Dios, es grande su poder, murió en casa de Eufeniano". En efecto, cuando volvió a casa lo halló muerto y pudo reconocer que se trataba de su hijo por un pergamino que llevaba en la mano. Su fiesta se celebra el 17 de julio. La de San Alejo Falconieri (uno de los 7 fundadores de la Orden de Siervos de María) se celebra el 17 de febrero, y la de San Alejo Ou Syei-Hpil, mártir, se celebra el 20 de septiembre.
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