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sábado, 6 de febrero de 2010

San Amando, obispo

(584-679). Uno de los más grandes misioneros de la época merovingia en Francia.  Este obispo itinerante ejerció su celo apostólico en el norte de Francia y en Bélgica, en donde fue molido a palos y echado al río por los mismos a quienes quería convertir.  Esperó ser nonagenario para descansar.  Se retiró entonces a Elnon, una de las abadías fundadas por él, donde murió cinco años más tarde.
Etimológicamente significa” el que ama”. Viene de la lengua latina.
Nació este chico de unos padres que se distinguieron durante toda su vida por la piedad, perfectamente compartida con el poder en la región.
Nació en Nantes, Francia, en el 584 y murió en Elnon, Bélgica, en el 679.
Como sentía la vocación en su alma, muy pronto se hizo monje en el monasterio que había en la isla de Yeu (Oye). Estuvo solamente un año porque el padre no quería, a pesar de ser piadoso, que estuviera allí.
Al amenazarle con que no le dejaría ninguna herencia, él respondió:"Mi herencia es únicamente Cristo".

Pasado el tiempo, se fue a Tours para que lo ordenaran de sacerdote. A continuación quiso hacer vida de ermitaño al lado de Bourges.
Dada su inquietud espiritual, tuvo la valentía de irse en peregrinación a Roma. Eso suponía varios meses por valles y montes. A su vuelta, lo consagraron obispo misionero, es decir, un obispo ambulante de una parte para otra, un verdadero itinerante.
Fue un incansable predicador por donde quiera que fuera: Flandes, países bálticos y los vascos de Navarra.
El rey Dagoberto le desterró porque le censuró su mal estado de vida moral. Después le pidió perdón por lo que había hecho con él.
Había en la región mucho culto al dios Ghen. Nadie se había atrevido antes a predicar allí por lo salvajes que eran.
Dagoberto, el rey, al ver los prodigios que hacía, se convirtió al cristianismo. Nunca se desalentaba, aunque le pegaran palizas o lo tiraran al río. Predicaba de forma incansable.
Cuando menos lo esperaba – Dios actúa y nosotros somos sus instrumentos – vio que los Bárbaros se acercaban a él para pedirle que los bautizara.
Una vez que lo hicieron, ellos mismos destruyeron todos sus templos paganos. Fundó muchos monasterios por Bélgica Pasó sus últimos cuatro años en la abadía de Elnon, en donde murió a los 90 años.