Para empezar a rememorar a esta joven, nada mejor que acudir a un himno latino que dice así:"Oh Águeda: tu corazón era tan fuerte que logró aguantar que el pecho fuera destrozado machetazos y tu intercesión es tan poderosa, que los que te invocan cuando huyen al estallar el volcán Etna, se logran librar del fuego y de la lava ardiente, y los que te rezan, logran apagar el fuego de la concupiscencia".
Vino al mundo esta chica singular en Catania, más o menos sobre el año 230.
Águeda, que en griego significa "la buena", nació en Catania (Italia) y es la santa que desde siempre ha sido venerada como la principal Patrona de esta gran ciudad. Una mujer sencilla, joven, pero prototipo de valentía y entereza a toda prueba. Una de las claves de su existencia fue mantener la castidad por amor a Dios. Y tuvo sus dificultades. Una de ellas fue que el mismo gobernador Quinciano se enamoró locamente de sus encantos femeninos.
Cuando la sometía a peligros, solía repetir las palabras del Salmo: "Señor Dios: defiéndeme como a las pupilas de tus ojos. A la sombra de tus alas escóndeme de los malvados que me atacan, de los enemigos que me asaltan".
El jefe quería seducirla. Comenzó por arrancarle el pecho, pero quedó curada al instante.
Fue una sorpresa para el gobernador. "¿Quién te ha curado? Y Águeda respondió: He sido curada por el poder de Jesucristo". No te atrevas a nombrar a Cristo ante mi presencia. Está prohibido.
Y la bella joven le contestó: "Yo no puedo dejar de hablar de Aquel a quien más tiernamente amo en mi corazón".
La envió a la hoguera. Y dicen que mientras su cuerpo virgen se quemaba, repetía:"Oh Señor, Creador mío: gracias porque desde la cuna me has protegido siempre. Gracias porque me has apartado del amor a lo mundano y de lo que es malo y dañino. Gracias por la paciencia que me has concedido para sufrir. Recibe ahora en tus brazos mi alma”.
Hermosa lección de toda una joven con más peligros que los que hay hoy para mantener intacta su pureza. Murió el 5 de febrero del año 251.
Ha sido, sin temor a exagerar, una de las santas más cantadas de la antigüedad por poetas, literatos y llevada a la pintura y escultura. En la misma Liturgia romana tuvo el honor de ser venerada desde la más remota antigüedad, como lo demuestra el que fuera incluida en el antiguo Canon Romano.
De ilustre prosapia, hermosa y bella, todavía más ilustre por las obras y la fe, reconoce la vanidad de la prosperidad terrena, y sujeta su corazón a los divinos preceptos. Bastante más fuerte que sus crueles verdugos, expuso sus miembros a los azotes, durante la persecución de Decio, el año 251. Ella anima a sus mismos torturadores. Águeda recibió la visita milagrosa de San Pedro... Oró, puesta de rodillas, pidiendo perdón por sus torturadores y por su ciudad de Catania, diciendo: "Gracias te sean dadas, Señor, por el valor que me has dado... mándame ir a ti, para que pueda cantar para siempre contigo en la gloria..." Y expiró blanca y pura como había vivido.
Hermosa lección de toda una joven con más peligros que los que hay hoy para mantener intacta su pureza. Murió el 5 de febrero del año 251.
Ha sido, sin temor a exagerar, una de las santas más cantadas de la antigüedad por poetas, literatos y llevada a la pintura y escultura. En la misma Liturgia romana tuvo el honor de ser venerada desde la más remota antigüedad, como lo demuestra el que fuera incluida en el antiguo Canon Romano.
De ilustre prosapia, hermosa y bella, todavía más ilustre por las obras y la fe, reconoce la vanidad de la prosperidad terrena, y sujeta su corazón a los divinos preceptos. Bastante más fuerte que sus crueles verdugos, expuso sus miembros a los azotes, durante la persecución de Decio, el año 251. Ella anima a sus mismos torturadores. Águeda recibió la visita milagrosa de San Pedro... Oró, puesta de rodillas, pidiendo perdón por sus torturadores y por su ciudad de Catania, diciendo: "Gracias te sean dadas, Señor, por el valor que me has dado... mándame ir a ti, para que pueda cantar para siempre contigo en la gloria..." Y expiró blanca y pura como había vivido.