Pasó su infancia en los castillos de Cracovia y Vilna. Allí se aplicó sobre todo a las lenguas clásicas, a la historia y a la filosofía. Su gran maestro fue el canónigo Juan Dlugloss y otros humanistas italianos.
A los 15 años le ofrecen el reino de Hungría. No le atraían las glorias humanas. Pero se resigna y se dirige hacia Hungría con un poderoso ejército. Había otro competidor, Matías Corvino, con más ambiciones que él. Casimiro, enemigo de intrigas y luchas, abandona la contienda.
Al marchar su padre a Lituania, se hace cargo, a sus 21 años, del gobierno de Polonia, de 1479 a 1483; y es llamado "el padre y defensor de los necesitados".
Era devotísimo de la Pasión de Cristo, del Santísimo Sacramento y de la Virgen María. Era también muy desprendido y socorría a manos llenas a todos los necesitados.
Las gentes querían con pasión a su príncipe. Sabía comprender sus necesidades y secar sus lágrimas. Cuando Casimiro recorría las iglesias, todos le bendecían y los pobres le rodeaban, pidiendo limosna y justicia contra los atropellos de los nobles. No caían sus palabras en vano. Casimiro las escuchaba con interés y pronto veían los resultados.
Pero un día ya no volvieron a verle por la calle. ¿Se habría olvidado de ellos? El príncipe estaba enfermo de tuberculosis. Los pobres rezaban y lloraban. Los galenos no encontraban remedio.
Conforme a sus deseos, es enterrado dentro de la capilla de la Virgen, en la catedral de Vilna Lituania; apretando entre los dedos el texto de sus plegarias a la Virgen, titulado: Cada día, invoca a María. Será el Patrono de Lituania y de Polonia.
Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo