San Patricio es el apóstol de Irlanda. En cualquier punto del universo en que se instalen comunidades irlandesas - desde los Estados Unidos de América a Australia - llevan consigo el culto de San Patricio.
No era irlandés de origen y debió de nacer de padres cristianos en la costa noroeste de la Inglaterra romanizada hacia el 385, pero hacia los dieciséis años cayó en manos de unos piratas y vivió como esclavo en Irlanda, posiblemente haciendo de pastor hasta que una noche huye y se embarca hacia Francia.
Se hace religioso y se forma junto a los obispos San Amador y San Germán de Auxerre. Convive la soledad de los monjes, en la isla de Lerins; y el apostolado de la lglesia, junto a San Juan de Letrán. en Roma.
Es ordenado sacerdote, y el papa Celestino I, después de ser consagrado obispo, le encarga la evangelización de Irlanda. Llega a Inglaterra con San Gregorio y parte para Irlanda. En sus sueños, creía ver a los hijos de los paganos irlandeses extendiendo a él sus brazos y diciendo con voz angustiosa: "Ven a nosotros, discípulo de Cristo, a traernos la salvación".
De regreso a Irlanda como obispo misionero decidido a consagrar su vida a la evangelización de la isla, toda vez que la fe cristiana aún no había penetrado en las distintas tribus del país. Se empleó con ardor en dar a conocer a Cristo, adaptándose a las condiciones sociales y políticas de los celtas. Puso en ello, sobre todo la fe de un hombre cuya oración constante y cuyas austeridades llamaron la atención del pueblo.
Por eso es el apóstol nacional, Hibernorum Apostolus, el santo que triunfa sobre las artes mágicas de los druidas, expulsa de Irlanda las serpientes venenosas, símbolo del paganismo, y establece su sede episcopal en Armagh.
Desde entonces su nombre será sinónimo de irlandés y se le dedicará no sólo la catedral (hoy protestante) de Dublín, sino también - por la gran afluencia de emigrantes de la isla - la catedral católica de Nueva York.
Así como en España Santiago es un apóstol belicoso, en Irlanda san Patricio es un misionero que tiene poder en el ultramundo, y se supone que volverá el día del Juicio Final para juzgar al lado de Jesucristo a los irlandeses. Se le invoca también para abreviar las penas del Purgatorio, y leyendas posteriores explotaron literariamente ese aspecto misterioso y poético tan del gusto de la tradición celta.
Enseña la oración a través de fórmulas prácticas, como la que se llamará "coraza de San Patricio". «Cristo escúdame este día: Cristo esté conmigo, Cristo ante mí, Cristo tras de mí, Cristo en mí, Cristo bajo mí», la oración dice luego: «Cristo en la calma y en el peligro, Cristo en los corazones de todos los que me aman, Cristo en la boca de amigo y extraño.»
Su fiesta, que anuncia la inminente llegada de la primavera, es el día del trébol, emblema de la verde Erín, que el santo utilizaba para explicar el misterio de la Santísima Trinidad. Patricio, tan irlandés y tan romano por su nombre, es como la iglesia de Irlanda, inconfundible, peculiarísima y siempre fiel a Roma.
Su popularidad taumatúrgica es inmensa. Su oración y penitencia ejemplares.
Pasados 9 años, visita al Papa San León Magno, que bendice su obra y le agrega misioneros.
Y regresa de nuevo hasta su muerte a aquella su misión que será por siglos la isla de San Patricio.
A su muerte (hacia el año 461), acaecida en Down (Ulster), la Iglesia estaba ya sólidamente implantada en Irlanda, brillaba ya en ella una llama apostólica y la verde Eire se aprestaba a convertirse en la Isla de los santos.
Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo.