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sábado, 24 de julio de 2010

BEATAS MÁRTIRES DE GUADALAJARA, vírgenes ( + 1936) y BEATO JUAN SORETH, presbítero (+1471)


BEATAS MÁRTIRES DE GUADALAJARA, vírgenes ( + 1936)
Desde el 29 de marzo de 1987 la Iglesia venera como Vírgenes Mártires, a las tres Bienaventuradas Monjas Carmelitas de Guadalajara. Estos son los nombres: Beata María del Pilar, Beata Teresa del Niño Jesús y Beata María de los Ángeles.
La Beata María del Pilar nació en Tarazona (Zaragoza) el 30 de diciembre de 1877. Al bautizarla le pusieron por nombre Jacoba. Fue la última de once hermanos. Sus padres eran muy buenos cristianos y supieron educar dignamente a sus hijos. Ocho murieron de muy niños y los tres que quedaron se consagraron al Señor en la vida sacerdotal o religiosa. Tenía esta angelical niña un carácter apacible y bonachón. Dice ella que aprendió a rezar casi antes que a hablar. Sus padres iban todos los días a misa y en casa se rezaba el rosario y se leían las vidas de los santos.
No quería ser monja como su hermana Severiana... pero después abrazó la vida carmelita y se entregó de lleno a ella... Las notas características suyas serían, sobre todo, un gran amor a la oración y soledad. Una profunda humildad, pues siempre se sentía la última de todas. El amor a Jesús Eucaristía y a la Virgen María fueron los polos de su vida. Poco antes de estallar la guerra, dijo a su Madre Priora: " - Madre, yo me ofrezco como víctima por V. Reverencia y por toda la Comunidad". El día 24 de julio de 1936, en plena calle, fue acribillada a balazos... Mientras expiraba, decía: " - Padre, perdónales. ¡Viva Cristo Rey!".
Beata Teresa del Niño Jesús y de San Juan de la Cruz nació en Mochales (Guadalajara) el 5 de marzo de 1909. Al bautizarla le pusieron por nombre Eusebia. Sus padres se llamaron Juan y Eulalia. Sus mismos hermanos han contado el ambiente de piedad cristiana que se respiraba en su hogar: Su madre comulgaba cada día. Se rezaba el rosario en familia. Sus padres les educaban en el amor y temor de Dios. Era lógico que de tales fundamentos surgieran tallos muy fecundos para la Iglesia de Dios.
Sus maestras y compañeras describen a Eusebia como un ejemplo de niña y de joven. Cuando tan sólo contaba doce añitos ya hizo dos votos que tanto influirían en su vida posterior: el voto de castidad y el de la esclavitud mariana. Varios caminos se abrieron ante ella. No era fácil elegir, pero una vez solucionadas las dificultades, saltó de alegría cuando el día 2 de mayo de 1925, a sus 16 años, atravesaba las puertas del Carmelo de Guadalajara.
Las notas distintivas de su espiritualidad serían: gran espíritu de trabajo, humildad, sencillez, amor a Jesús y María y celo misionero. El 24 de julio... la cosieron a balazos después de haberla querido obligar a pecar, pero ella gritaba: " ¡ Viva Cristo Rey ! . . . "
Beata María Ángeles de San José. Se llamó en el mundo Marciana Valtierra y nació en Getafe (Madrid) el 6 de marzo de 1905. Fue la última de diez hermanas. Al igual que su Madre Sta. Teresa perdió de niña a su madre y eligió a la Madre del cielo. Era guapísima. El 14 de julio de 1929 entraba en el Carmelo de Guadalajara en el que siete años después daría su vida por Cristo y la Iglesia.
Era humilde, alegre, sencilla, fervorosa. Antes había dicho: "¡Qué dicha si pudiéramos derramar la sangre por Cristo!"... Fue la primera en morir acribillada por las balas en una calle de Guadalajara. Era la tarde del 24 de julio de 1936.

BEATO JUAN SORETH, presbítero (+1471)
Bien se le puede llamar como el "promotor de la observancia en el Carmelo". Nació en Caen (Normandía) en 1394. Recibió una cristiana educación y procuró siempre vivir de acuerdo con lo que de sus buenos padres había recibido.
Desde muy niño se sintió llamado a la vida religiosa y abrazó la vida carmelita en el convento de su misma ciudad. En el noviciado fue modelo de observancia religiosa y sus mismos compañeros trataban de imitar sus virtudes.
También durante el tiempo del estudiantado fue ejemplar su comportamiento progresando a la vez en ciencia y en virtud. Ya maduro se ordenó sacerdote el 1417. Regentó varias cátedras en diversos conventos de su provincia, hasta que el 1438 logró el magisterio y la licencia en teología. Dos años después fue elegido superior provincial de su Provincia de Normandía por la que trabajó con ahínco para reformarla y devolverle su primitivo fervor religioso.
El 1451 fue elegido Prior General de toda la Orden, la que gobernó con gran celo y suma prudencia hasta su muerte durante veinte años.
Una cosa se propuso desde el primer momento: Reformar la Orden. Para ello se sirvió y trabajó en una doble dirección: Por una parte procuró dar leyes sabias y prudentes siempre tendentes a la observancia regular, la más estricta, haciendo hincapié en la oración, mortificación, estudio y trabajo. Otra que él veía era la más importante, que venía desde abajo: la que procedía de los mismos religiosos. Para ello había que formar dignos sujetos, que supieran apreciar el valor de la oración, del trabajo, de la observancia...
Así nacieron conventos llamados de "observancia o reformados" en los que se observaba la Regla con generosa entrega.
Durante su tiempo se propagó mucho la así llamada Congregación o Reforma Mantuana, que aunque dependiendo de la cabeza de la Orden, gozaba de cierta autonomía. En ella se observaba muy rigurosamente la Regla y las propias Constituciones.
Padre Juan Soreth visitó varias veces toda la Orden, presidió capítulos en muchas Provincias, y trabajó con ahínco para subir el nivel de los estudios en la Orden, además de la observancia regular. Él mismo compuso un precioso comentario a la Regla de San Alberto que es la que observan los carmelitas.
Una de las obras más meritorias suyas fue el dar vida canónica a la Segunda Orden o Monjas Carmelitas. Él pidió y obtuvo del Papa Nicolás V la Bula "Cum Nulla" por la que el 1452 quedaban erigidas canónicamente las Religiosas Carmelitas con los mismos privilegios y gracias que ya gozaban las Monjas de otras Ordenes Religiosas. En este quehacer encontró una válida ayuda en la Beata Francisca de Amboise ( + 1485). Las Religiosas carmelitas contemplativas y de vida apostólica, hoy tan numerosas en la Iglesia, deberían tratar de conocer y celebrar con gozo este día la fiesta de su primer fundador.
Se le suele representar con un copón en la mano, en recuerdo del hecho que acaeció en Lieja durante la devastación de la ciudad por parte de Carlos el Temerario, duque de Borgoña y conde de Flandes. Nuestro Beato Juan desafiando a la muerte, recogió las Formas Consagradas que el populacho había profanado y tirado por tierra, y las llevó hasta la Iglesia de su Orden. Murió en Angers el 25 de julio de 1471. Lo beatificó el Papa Pío IX el 1866.
Santoral preparado por la parroquia de la Sagrada Familia de Vigo