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domingo, 12 de septiembre de 2010

SAN GUIDO DE ANDERLECHT 1012

guidoanderlechn.jpg (21153 bytes)Cantidades ingentes de dinero se gastan cada día en billetes de lotería. Cuando el bote alcanza proporciones escalofriantes, llegan a gastarse millones. No importa que las probabilidades de no ganar sean astronómicas; la idea de que quizá una particular serie de números traiga la riqueza es suficiente para mantener floreciente el negocio de la lotería.
La mayoría de nosotros no dejaríamos pasar una oportunidad de hacernos ricos rápidamente. Tampoco lo hizo San Guy de Anderlecht. Sacristán de la iglesia de Nuestra Señora en Laeken, cerca de Bruselas, en el siglo once, invirtió todos sus ahorros en el proyecto de un cargamento por barco. El barco se hundió y con él toda la inversión de San Guy. Habiendo abandonado su trabajo como sacristán, quedó sin un duro y sin trabajo.
Resulta divertido pensar qué haríamos si de repente nos volviéramos ricos, pero como nos demuestra el ejemplo de San Guy, es necio gastar más de lo que podemos permitimos perder. Aunque pocos santos obtendrían trabajo como asesores financieros (la mayoría estaban inclinados a darlo todo), saben algo acerca de las inversiones: invertir en la eternidad.
Si deseamos ser verdaderamente ricos, necesitamos acumular tesoros capaces de durar. La riqueza que los santos nos animan a buscar consiste en las virtudes de bondad, paz, amabilidad, paciencia, control de uno mismo, fidelidad, delicadeza y amor. Cuando invirtamos en estas empresas, podremos estar seguros de que nuestros barcos no sólo arribarán siempre a puerto, sino que además vendrán sobrecargados de beneficios.
BEATA MARIA DE JESÚS LÓPEZ RIVAS, virgen, 1560-1640
mariadejesuslopezrivasn.jpg (14460 bytes)"El letradillo"- como la llamará la gran doctora Teresa de Jesús y así lo seguirán haciendo todos los historiadores - nació en Tartanedo (Guadalajara) el 18 de agosto de 1560.
Pronto llegaron pruebas a su corazón, ya que siendo todavía muy niña, murió su padre y se vio obligada a emigrar a Molina de Aragón, al lado de sus abuelos paternos. Aquí creció en edad y formación cristiana, ya que ellos vivían muy seriamente la fe de Jesucristo. La niña María conoció desde muy jovencita al Padre Castro, jesuita, quien la encaminó hacia el Carmelo.
No disfrutó nunca de buena salud y esto le hizo pasar muchos apuros y no pocos desdenes hasta de las mismas religiosas que no querían ligarse con una enferma para siempre. Pero intervino la Madre Teresa y dijo al recibirla y ofrecerla a la Comunidad de Toledo en 1577: "Hijas mías, les envío esta hija mía con cinco mil ducados de dote, pero hágoles saber que ella es tal, que cincuenta mil diera yo de muy buena gana. Mírenmela no como a las demás, porque espero en Dios que ha de ser un prodigio". No sabemos si es auténtica o no esta carta de la gran Doctora, pero si una cosa es cierta: tenía en alto concepto la santa Madre a esta hija de Tartanedo.
A pesar de sus enfermedades vistió el hábito de carmelita el 12 de agosto de 1577 e hizo la profesión el 8 de septiembre de 1578.
Santa Teresa llegó a calar profundamente en su alma y veía en ella ricos quilates que sabía darían su fruto en el futuro. No se equivocó. La misma Santa dijo en otra ocasión: "Estoy segura que será más dichoso el convento que la tenga que todos los demás, porque aun cuando sea para estar en cama toda la vida, la quiero tener en mi casa".
Las enfermedades que siempre la aquejaron no acortaron su vida ya que murió muy anciana, a pesar de haber vivido con todo su rigor la dura vida de carmelita contemplativa y de haber trabajado duramente a lo largo de toda su vida. Nunca aceptaba dispensas de ninguna clase.
Como muy bien decía la santa Madre, la enfermedad que más la aquejaba era la "enfermedad del amor" que sentía tan hondo y grande por el Señor.
Desempeñó varios cargos: sacristana, enfermera, maestra de novicias, priora, subpriora, etc... y todos estos cargos los desempeñó con gran entrega y caridad. Todos acudían a ella para pedirle consejo y la amaban con toda su alma. La misma Madre Teresa en más de una ocasión acudió a ella para que le solucionara algunas dificultades que tenía sobre la vida de oración y siempre encontró en Hermana María de Jesús luz y sabia orientación. Por ello la bautizó con el cariñoso nombre de "mi letradiIlo": Así debe ser como dices, "letradillo mío".
Era un alma sencilla y de un candor angelical. Fue muy amada del Señor que le infundió gracias y carismas extraordinarios de todo tipo pero sobre todo le hizo vivir las maravillas de la vida contemplativa en la que llegó a hacer grandes progresos.
Sus devociones predilectas fueron el Sagrado Corazón de Jesús, el Santísimo Sacramento y la Virgen María, especialmente en el misterio de la Asunción .
El famoso P. Jerónimo Gracián ( + 1614) que la conoció y trató mucho, veintiséis años antes de morir ella ya la elogió grandemente en su obra Peregrinación de Anastasio. Murió el 13 de septiembre de 1640. Fue beatificada el 14 de noviembre de 1976.

OTROS SANTOS: Santa María de Montealegre; Nª. Sª. de Gracia; Santo Nombre de María; Nª Sª. de Lluc; Nª. Sª. de la Salud; Nª. Sª. del Henar; Santa María de Estíbaliz; Autónomo, Curonoto, obispos; Hierónides, Leoncio, Serapión, Selesio, Valeriano, Estratón, Macedonio, Teódulo, Taciano, mártires; Sacerdote, Silvino, obispos; Alberto, obispo; Pedro de Tarentasia; Beato Apolinar Franco, presbítero y mártir.