Nació acaso en un sitio llamado Cannabiaca, tal vez el actual poblado de Zeiselmauer, cerca de Tulln, Austria. Era la época en que el Imperio Romano se extendía aún por gran parte de Europa.
De acuerdo con la tradición, a San Florián se le atribuye una acción heroica cuando tenía apenas 10 años de edad. Se encontraba jugando en el campo cuando se percató de que la choza donde dormían sus padres estaba comenzando a incendiarse.
El niño no tuvo miedo, y con determinación corrió por un balde de agua y comenzó a apagar el fuego. Fue así como salvó la vida de sus progenitores.
De adulto se convirtió en oficial del ejército romano, y fue adscrito a las órdenes de Aquilinus, el regente de la provincia romana de Ufernoricum. Sin embargo, fue jubilado con anticipación; es de suponer que la causa fue su conversión al cristianismo, y se retiró a vivir a Aelium Cetium, la actual Sankt Pölten.
Cuando el emperador Diocleciano comenzó las persecuciones contra los cristianos en todo el Imperio, Aquilinus capturó a cuarenta cristianos en Lauriacum, la actual Lorch, los cuales fueron torturados y encerrados en calabozos.
Cuando San Florián se enteró de la noticia, se dirigió sin pensarlo a ese sitio para interceder por sus hermanos de fe ante quien había sido su jefe. Pero Aquilinus hizo arrestar también a su antiguo subalterno cuando éste se negó a abjurar del cristianismo.
El antiguo soldado fue azotado con cadenas hasta que se le rompieron varios huesos, y luego fue condenado a morir arrojado de un puente al río Emms, con una piedra de molino atada al cuello para asegurar que se quedara en el fondo.
Se dice que, no obstante, el cuerpo de San Florián salió a flote y un águila lo fue protegiendo de los paganos mientras la corriente lo arrastraba aguas abajo. Esa noche se le apareció en sueños a Valeria, una piadosa mujer, indicándole dónde había quedado varado su cadáver, para que le dieran cristiana sepultura.
La iconografía lo representa generalmente apagando un incendio y con una piedra de molino. San Florián de Lorch es el Santo Patrono de los bomberos y apagafuegos.
SAN FLORIÁN DE LORCH nos enseña que la determinación elimina las dudas que obstruyen el camino de la virtud.
De acuerdo con la tradición, a San Florián se le atribuye una acción heroica cuando tenía apenas 10 años de edad. Se encontraba jugando en el campo cuando se percató de que la choza donde dormían sus padres estaba comenzando a incendiarse.
El niño no tuvo miedo, y con determinación corrió por un balde de agua y comenzó a apagar el fuego. Fue así como salvó la vida de sus progenitores.
De adulto se convirtió en oficial del ejército romano, y fue adscrito a las órdenes de Aquilinus, el regente de la provincia romana de Ufernoricum. Sin embargo, fue jubilado con anticipación; es de suponer que la causa fue su conversión al cristianismo, y se retiró a vivir a Aelium Cetium, la actual Sankt Pölten.
Cuando el emperador Diocleciano comenzó las persecuciones contra los cristianos en todo el Imperio, Aquilinus capturó a cuarenta cristianos en Lauriacum, la actual Lorch, los cuales fueron torturados y encerrados en calabozos.
Cuando San Florián se enteró de la noticia, se dirigió sin pensarlo a ese sitio para interceder por sus hermanos de fe ante quien había sido su jefe. Pero Aquilinus hizo arrestar también a su antiguo subalterno cuando éste se negó a abjurar del cristianismo.
El antiguo soldado fue azotado con cadenas hasta que se le rompieron varios huesos, y luego fue condenado a morir arrojado de un puente al río Emms, con una piedra de molino atada al cuello para asegurar que se quedara en el fondo.
Se dice que, no obstante, el cuerpo de San Florián salió a flote y un águila lo fue protegiendo de los paganos mientras la corriente lo arrastraba aguas abajo. Esa noche se le apareció en sueños a Valeria, una piadosa mujer, indicándole dónde había quedado varado su cadáver, para que le dieran cristiana sepultura.
La iconografía lo representa generalmente apagando un incendio y con una piedra de molino. San Florián de Lorch es el Santo Patrono de los bomberos y apagafuegos.
SAN FLORIÁN DE LORCH nos enseña que la determinación elimina las dudas que obstruyen el camino de la virtud.