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miércoles, 25 de agosto de 2010

SANTA JUANA ISABEL BICHIER DES AGES 1773-1838 y otros

juanaisabelbichiersn.jpg (5814 bytes)Con ese nombre tan aristocrático y sonoro, Isabel, nacida en un castillo del Poitou, hubiera podido ser una heroína le la causa realista en cualquier novela de Balzac; Teresa, hija de payeses leridanos, tenía menos posibilidades de que a recordáramos un siglo después. Ambas se hermanan en a festividad de hoy como protectoras por amor de Dios de los que nada tienen.
La aristócrata tuvo que hacer frente a realidades muy duras con la Revolución Francesa, y al ser perseguidos los sacerdotes organizó reuniones de fieles para el culto, hasta que conoció a un cura no juramentado, es decir, fuera de la ley revolucionaria, san Andrés Fournet, quien le ayudó a fundar una comunidad para asistir a enfermos pobres y a agonizantes, las Hijas de la Cruz (1807).

Construir castillos de arena se emplea a veces como metáfora de la pérdida de tiempo. Después de todo, por mucha energía y preocupación que quieras poner en su construcción, serán barridos por la siguiente marca. Aparte de entretener a los niños, los castillos de arena no sirven para ningún propósito útil, ¿o sí?
Creámoslo o no, construir castillos de arena puede ser una de las cosas más importantes que hagamos en esta vida. Los castillos de arena no pueden ser comercializados o vendidos. No pueden conservarse. Lo único que puedes hacer con un castillo de arena es saborear el momento. ¿No es a eso a lo que todos somos llamados, a saborear el momento? Este momento, esta rebanada de la realidad, es todo lo que tenemos. Podemos recordar el pasado con fruición y prever el futuro con ansiedad, pero el único momento que podemos disfrutar es el aquí y ahora.
Más aún, los castillos de arena se construyen con las sustancias que tenemos a mano. Un castillo de arena no lo planeamos. Dejamos que evolucione, añadiendo un poco más de arena por aquí, una pluma de gaviota por allá, una concha encima. Similarmente, las mejores partes de nuestras vidas son a menudo las que no tratamos de controlar, sino meramente dejar que se desplieguen como debieran. Finalmente, los castillos de arena son tan sólo diversión, y todos podríamos emplear algo más de diversión en nuestras vidas.
¿Qué tiene todo esto que ver con Santa Isabel Bichier des Ages, la fundadora de las Hermanas de San Andrés? Es simple: su juego favorito cuando niña era construir castillos de arena.
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SANTA TERESA DE JORNET E IBARS 1843-1897
T-JOURNEF.jpg (2004 bytes)"Hijas mías, hay que cuidar los cuerpos de los ancianos para salvar sus almas" "Hijas mías, recordad que los reyes de nuestras comunidades deben siempre ser los ancianos. Si vosotras tenéis vocación no es privilegio vuestro sino de los ancianos. Si no hubiera ancianos vosotras no estaríais en la casa de Dios ni seríais sus esposas... Luego todos vuestros afectos y desvelos deben estar cifrados en los ancianitos, a los que debéis amar como si fuera el mismo Jesucristo.
El día 9 del frío mes de enero en el hermoso pueblecito de Aytona, de la Provincia de Lérida, venía al mundo esta niña de padres pobres, pero generosos con los necesitados y muy buenos cristianos. La madre, principal educadora de aquellos hijos que el Señor les concedió, solía decirles: "Somos pobres, pero nunca despidáis sin dar una limosna a los pobres que llamen a nuestra puerta".
Sacó el Magisterio y fue enviada al pueblecito de Argensola donde trabajó incansablemente con las niñas. El fruto pronto empezó a conocerse: Todas acudían a ella para aconsejarse y formarse. Sintieron muchísimo cuando las hubo de abandonar.
El Maestro iba rondando a Teresa. Se hace religiosa clarisa pero por enfermedad debe abandonar el convento.
Vuelve a Huesca y Barbastro y se enterará de que allí alguien está tratando de fundar algo para atender a los pobres ancianos abandonados y... con D. Saturnino López Novoa y D. Pedro Llacera da vida a las HERMANITAS DE LOS ANCIANOS DESAMPARADOS que tanto bien están haciendo en todas partes del mundo. La vida de nuestra Teresa se multiplica, funda casas y más casas, escribe las Constituciones, atiende directamente a los ancianos más pobres, supera las dificultades que no le faltan, pero tanto la Virgen del Pilar en Zaragoza como la de los Desamparados en Valencia, la dirigen y alientan en su caminar. "La Madre" como todos la llamaban, ya madura a sus sólo 54 años, se había gastado recorriendo como otra "andariega" todos los caminos de España fundando Casas para sus ancianitos Desamparados. Era el 26 de agosto de 1885 cuando volaba al cielo.
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BEATO JUNÍPERO SERRA 1713-1784 
juniperoserran.jpg (10346 bytes)Leer un mapa de la línea costera de California es recitar una letanía de santos: San Diego, San Juan Capistrano, San Luis Obispo, Santa Clara, Santa Bárbara, San Francisco: las veintiuna misiones establecidas por los frailes franciscanos. De esas veintiuna misiones, nueve fueron fundadas por un hombre español, el Beato Junípero Serra, de Petra (Mallorca).
Al Beato Junípero sin duda que le gustaba caminar. Cuando recaló por vez primera en el Nuevo Mundo, él y otro fraile anduvieron 500 kilómetros hasta Ciudad de México. En ese viaje fue mordido por algo venenoso (unos dicen que un insecto, otros que una serpiente) que le dejó cojo y dolorido para el resto de su vida. No obstante, cubrió miles de kilómetros mientras fundaba la cadena misionera en California. Incluso anduvo hasta la capilla de la Comunión la noche en que estaba muriéndose.
Todos sabemos que el ejercicio vigoroso es bueno para nuestros corazones, pero sólo recientemente han concluido los expertos en salud que gente como fray Serra lo han sabido siempre: caminar es una excelente forma de ejercicio.
Caminar sirve para algo más que poner la sangre en movimiento. Quita las telarañas de nuestros cerebros y el agotamiento de nuestras almas. La próxima vez que te sientas perezoso e indolente, date un paseo. Deténte a apreciar las flores del jardín de tu vecino. Acaricia un gato bajo su barbilla. Observa cómo pasan las nubes. Tu corazón - y tu alma -, se alegrarán de que lo hicieras.
OTROS SANTOS: Rufino, Orencio, obispo; Geroncio de Itálica, obispo y mártir; Anastasio, Ireneo, Simplicio, Abundio, Alejandro, Adrián, Víctor, Segundo, Constancio, Victoriano. mártires; Félix, Presbítero; Clemente y compañeros mártires; Liberato Bonifacio y compañeros mártires; Beato Junípero Serra, presbítero; Beato Santiago de Bevagna, presbítero; Beato Domingo de la Madre de Dios, presbítero; Ceferino, Ireneo y Abundio, Simplicio, Constancio, Victoriano, mártires.
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